Todos tenemos un pasado
La Mancha fue una provincia española desde 1691 a 1833, aunque con unos límites que hoy nos resultarían extraños, y con distintos vaivenes territoriales según los intereses jurídico administrativos del momento, lo que queda de esos avatares históricos es una marca asociada a un territorio reconocido en el mundo entero.
Una marca que hoy tiene muchas fortalezas, entre la que se incluye que se trata de un nombre reconocido en cualquier parte del mundo, asociado a la obra literaria del Quijote, pero también a productos agroalimentarios como el queso y el vino. Aunque también tiene alguna debilidad sustancial, como la que tiene que ver con su falta de entidad identitaria, con una delimitación difusa tanto a nivel territorial como cultural, o la ausencia de una clase intelectual y/o burguesa identificada con el territorio y sus valores, y por tanto defensora del mismo.
La Mancha es tratada por el poder central desde hace más de un siglo como el patio trasero de la capital de España, el lugar en el que dejar los cacharros viejos, expuestos con un poco de suerte, como si fuera un museo antropológico. Un lugar por el que se pasa para ir a otros sitios y que aloja y da vivienda a precios más asequibles a la mano de obra que cada mañana como “commuters” acuden a grandes urbes del cinturón de Madrid a prestar sus servicios.
Una inmigración de jornada que ha sustituido a los aluviones de inmigrantes de la Mancha que desde los años 50 han ido llegando a Madrid y que se han ido superponiendo capa tras capa, cinturón tras cinturón en los alrededores de la capital y que ahora se desplazan a diario desde sus localidades a la gran ciudad, dado que el saldo económico, si se incluyese la variable de la vivienda en la ciudad de Madrid no sería rentable para ellos.
Un buen ejemplo de lo que comentamos es el hecho de que el abono transporte del área de Madrid es utilizable hasta las provincias de Toledo y Guadalajara. A fecha de hoy y según datos del INE hay 360.230 personas nacidas en Castilla-La Mancha que viven en la Comunidad de Madrid. Esta región sería cuarta provincia con más nacidos en Castilla-La Mancha, por delante de Guadalajara (262.000 y cuenca 196.000.
Basta darse un paseo por los barrios del cinturón rojo de Madrid, ese que se ubica al sur y sur este, y preguntar a sus jubilados y la gran mayoría han nacido en alguna localidad de La Mancha, hoy sus hijos e hijas son madrileños y esgrimen con orgullo esa condición, renunciando a su origen como si eso no les dignificase.
Tal es el impacto de esa emigración desde los años 50, que prácticamente todos los municipios de la Mancha pasaron su ferias y fiestas locales a fechas veraniegas para hacer posible que los emigrantes pudieran disfrutarlas durante sus vacaciones, un fenómeno que se dio en toda España pero sobe todo en nuestra tierra.
Una ley para luchar contra la despoblación
Los datos ayudan a entender qué es lo que está ocurriendo con el territorio de la Mancha a nivel sociodemográfico, y hacen temer lo peor en cuanto a la evolución futura de este espacio geográfico, más allá de acabar siendo un parque temático de visitas de fin de semana y pueblos en los que las segundas residencias se conviertan en un lastre para sus ayuntamientos y su gobierno regional.
El fenómeno está alcanzando una envergadura tan considerable que en este momento los que están amenazados por despoblamiento no son los pequeños municipios si no que el retroceso está llegando a las llamadas agrociudades, localidades de entre 10.000 y 50.000 habitantes que como cuentas de rosario se distribuyen entre un eje imaginario que iría de la capital de Albacete a la capital de Ciudad Real.
Jesús Gutiérrez Villalta
Profesor de Sociología de la UCLM y Consultor Político
Llevas toda la razón. Cuando hablamos de despoblación nos olvidamos esos pueblos y nos centramos en algunos que son complicados de recuperar. Pensemos también en esos pueblos medianos que están perdiendo población y que servían para articular comarcas y territorios. Si solo nos centramos en los muy pequeños nos podemos encontrar con el problema de no recuperar algunos que están en la “uci” demográfica y además perder a los municipios medianos
Muchas gracias por tu comentario Luis Miguel, no podemos estar más de acuerdo, la tendencia no es solo que se despueblen los pequeños pueblos, esa ola llegará más pronto que tarde a los pueblos medianos, que son la mayoría en nuestro país y también en la Mancha, sobre todo en las agrociudades.