Por Patricia María Illescas Serrano
Lo cierto es que la cultura española es conocida en el mundo por dos cosas: el flamenco y el Quijote. A los extranjeros ambos elementos de nuestra tradición les parecen extraordinarios, pero por alguna razón, ni los españoles ni los propios manchegos llevan por bandera el folclore regional.
Cuando vamos a otro país y decimos que somos de La Mancha, enseguida se maravillan contestando ¡El Quijote!, y es que en muchos lugares del planeta la obra de Cervantes y todo lo que representa es una cultura idílica, una historia caballeresca que recorre un paisaje y unos pueblos con una identidad muy marcada. Habrán visto millones de imágenes en internet de la tierra en la que se desarrolló la historia de Alonso Quijano, las llanuras infinitas, nuestras olivas y vides, nuestras costumbres y personajes que representan la cultura de cada uno de los pueblos que recorren La Mancha. Para ellos es una tierra de aventuras, un lugar insólito con tradiciones insólitas y nunca vistas para aquellos que viven fuera de nuestras fronteras. Y no es pretencioso decir que nuestro nombre es tan conocido en el mundo como lo es el flamenco, sin embargo, es el baile andaluz quien se lleva el oro en la representación del folclore español, cuando en realidad solo corresponde a una de las tantas identidades que hay en nuestro país.
Pero no pensemos que esto les ocurre solo a los extranjeros o turistas que vienen a España en busca de un tablao para disfrutar del cante jondo y unas sevillanas. Los propios españoles y terriblemente los manchegos en muchas ocasiones dan más valor a lo que simboliza el flamenco de forma generalizada como lo hacen muchos otros y no lo que tienen en su propia tierra, y es que tan llamativo es un pañuelo de pisto como un mantón de manila.
Lo cierto es que el folclore de nuestros vecinos sureños es extraordinario, pero lo más importante, ha sabido difundir y potenciar su cultura en cuanto a baile y música popular de la región. Entonces, ¿por qué La Mancha no lo hace? Podíamos echarle la culpa a los políticos, que no fomentan la proyección de nuestras costumbres folclóricas más allá de nuestros límites, que no financian más festivales, que no lo hacen llegar a la población pero…¿estamos seguros de que los manchegos no tenemos parte de responsabilidad?. En nuestra región tenemos joyas tradicionales como los conocidos mayos de Pedro Muñoz, un espectáculo en la localidad que no es más que el escaparate de todo lo que representa La Mancha. Festivales de baile, música popular, gastronomía típica manchega e innumerables tradiciones centenarias conforman esta celebración en la localidad ciudadrealeña. Y no es que los pedroteños tengan el monopolio de la Fiesta del Mayo no, es que han puesto en valor su identidad, la de ellos y la de toda La Mancha, han sabido darle valor y potenciarla, y lo más importante, han aprendido a sentirse orgullosos de pertenecer a este folclore y formar parte de él.
La localidad es un ejemplo de continuidad y amor por nuestra cultura e identidad, del mismo modo que lo hacen los andaluces con su flamenco. Esperemos que con el paso del tiempo a aquellos que hoy se mueven hasta Sevilla para disfrutar del afamado ambiente de la Feria de Abril, tengan interés también en ataviarse con nuestro traje regional y vengan a conocer La Mancha, la tierra del Quijote, de los molinos, de los Mayos, de los fandangos y las seguidillas, de los pañuelos de pisto y las castañuelas.
Sería sensacional que se convirtiera en uno de los eventos del año más reconocidos, como puede ser la feria de la capital hispalense, San Fermín de Pamplona o las Fallas de Valencia. La Mancha tiene un riqueza inmensa en su folclore que sigue latente, es nuestra misión despertarlo y enseñarlo al mundo, un mundo en el que un traje de gala manchego sea reconocido por todos, donde el fandango suene en grandes festivales, donde las rayas y estampados de nuestras telas se fundan con el movimiento de nuestras jotas, un mundo donde La Mancha folclórica sea un icono cultural para el resto del planeta.
