El Marqués de Molins y García Herraiz, dos formas de ver La Mancha (y II)

Segunda parte de la pieza que Ángel Martín-Fontecha, docente y ponente de la historia manchega, comenzada la pasada semana. 

3.  “LO MANCHEGO” (1876).

Escrito por Luis García-Herráiz Enguidanos (Villanueva de la Jara (Cuenca), 1844 – Albacete, 1921). Desde su nacimiento vivió en la capital albaceteña. En Madrid estudió las carreras de Filosofía y Letras y Derecho. A partir de 1869 ejerce como abogado en Albacete y durante algún tiempo ocupó como profesor interino la cátedra que en el Instituto de Segunda Enseñanza había regentado su padre. Luis García- Herraiz fue un inspirado poeta que podría considerarse como un remoto antecedente de la denominada poesía social propia de la España en la segunda mitad del siglo XX. Colaboró con asiduidad en la prensa albacetense de la época, sobre todo en “El Debate”, “El Liceo”, “La Musa”, “La Unión Democrática de Albacete”, “La Porra”, “Defensor de Albacete” o “La Llanura”. También publicó, a finales del siglo XIX, otro libro titulado “Ensayos jurídicos y literarios”.

Sobre su visión de la Mancha, Herráiz contradice la visión bucólica que el Marqués de Molins vertió sobre la región. En toda su actividad laboral y literaria atacó los males sociales más arraigados en la región: caciquismo, señoritismo, incultura, clericalismo…

La primera diferencia con respecto a la obra del Marqués es la puramente formal. Mientras “La Manchega” está escrita en prosa, “Lo Manchego” está escrito, casi en su totalidad, en verso y firmado bajo el pseudónimo de Juan Ruíz.

García-Herráiz escribió su obra tres años después convirtiéndola en una crítica apresurada y vehemente de “La Manchega” del Marqués de Molins, a la que considera una “solemne apología de los hidalgos; esa ínfima plebe de la aristocracia de sangre azul”21.

García-Herraiz no duda en acusar al Marqués de en un ignorante que desconoce la realidad social de La Mancha en aquellos tiempos:

“Como si los hidalgos acaparasen hoy la instrucción, la riqueza, la influencia, el prestigio, se habla de ellos; como si la Mancha constituyese una excepción del resto del mundo”22.

El autor quiere resaltar en su obra todo aquello que le duele de su tierra y del carácter de sus paisanos: caciquismo, señoritismo, incultura, clericalismo. Así dice:

“Pecados capitales hay entre los manchegos, y este libro ha sido escrito con el propósito de hacerlos conocer; y aunque amenacen los riesgos tan frecuentes para todos los hombres que, en el teatro de la vida, levantan el telón de las miserias humanas”23.

El Marqués de Molins era una persona con una gran importancia social en la época por lo que el abogado Luís García-Herráiz decidió presentar su obra bajo el pseudónimo de “Juan Ruíz” para evitar males mayores .

Este autor sufría por su Mancha y por los defectos de sus habitantes, por lo que en su implacable crítica a la obra del Marqués hay un trasfondo de amor profundo a su tierra, un deseo de regeneración en las costumbres y de acabar con los defectos seculares de sus convecinos.

En unos versos la crítica incluye el nombre del escritor antagonista:

“Por eso, de tus manchegos estudios no estés ufano, pues viste lo que no viste;

lo mismo que ven los ciegos. aquí doy punto, Mariano,

que me voy poniendo triste”24.

El uso de la ironía es generalizado en sus versos para atacar a los viejos hidalgos manchegos y así empieza su obra valorando la labor modesta y artesana de los alfareros del momento frente a los caballeros nobles de antaño.

Por supuesto, acepta que hay otras tierras más agraciadas que el áspero paisaje manchego.

“. . . En estos patrios llanos…

no hay álamos que entolden la pradera ni susurra la fuente cristalina”25.

Si el Marqués de Molins alababa los dones de la mujer manchega, Luis García-Herráiz mantuvo una actitud hiriente y casi de desprecio ante las mujeres de la región acusándolas de una enorme incultura. Hay quien descubre en esta opinión la causa de su soltería para no encontrar una compañera ideal para contraer matrimonio, aunque sus paisanos aseguraran que gozaba de favores de todo tipo de algunas mozas del lugar.

“Ya voy tomando pautas para entender tus amorosos ritos,

pues cuando pitos te convienen flautas y cuando flautas te convienen pitos”26.

Sus poemas buscan la implacable crítica a determinadas costumbres manchegas caracterizándose por su carácter didáctico y, salvo contadas excepciones, una falta de lirismo. Sirva la siguiente estrofa como declaración de intenciones:

“…dejemos que se pierdan las oscuras memorias

de las pasadas épocas, de frailes, de señores y de ignorancia llenas.

Y sobre aquellos días.

y sus costumbres pérfidas, mucho mejor que un velo, corramos una estera”27.

 

Su ironía es tal que inventa también una boda (al igual que hizo el Marqués) pero esta vez los invitados y los regalos a los novios dejan de ser de una calidad y enjundia muy diferente a las que se describen en la obra del Marqués de Molins.             La boda era entre Francha y Bartolo y entre los invitados nos encontramos los Bellotos de Miguelturra, los Cobete de Villagordo, el Tulle desde Albacete y otros que “…escriben sus grandes hechos con azadones toscos”28.

Y de los regalos a los novios tenemos la siguiente relación: puñales de punta y romos de Albacete, cerillas de Quintanar, melones de Tomelloso, cueros de Valdepeñas, quesos de Madridejos y Camuñas, cominos desde Villacañas,…29 muy lejanos de los presentes (por cantidad y calidad) que se entregaron en la boda narrada por el Marqués de Molins (trigo, garbanzos, aceite, gallinas, lechoncillos, muebles de todas clases y aperos de labor…)30.

Y siguiendo con su sátira al amor idealizado en “La Manchega” vemos estos versos:

“Eso de «te quiero» a secas, 

y «te amo mucho» y «¿me amas?»

eso es andar por las ramas

y esas son palabras huecas”31

“Pues la mujer, del demonio

toma el fuego que la inflama,

y nadie sabe a quién ama,

si al novio, si al matrimonio”32.

Impresionante es la mordacidad que demuestra el autor en la poesía “Don Bartolo”, donde García-Herraiz pone en el papel los argumentos de la corriente anticlerical de la época.

“La Iglesia funda en sus afanes píos hermosas esperanzas;

de este modo las fuentes se hacen ríos y los ríos después se hacen pitanzas”34.

“A los hombres más lagartos que siempre van con su idea, nunca les parece fea

la que tiene cuatro cuartos”33.

Completan su obra una recopilación de de cantares manchegos basados en la tradición popular haciendo el autor arreglos en muchos de ellos.

Como cierre de este estudio de la obra de “Lo Manchego” estos cuatros versos donde el autor predice las ampollas que levantará su crítica en una sociedad que mantiene muchas de las ataduras sociales que el combate:

“Observaciones lamentables hice de la verdad que encierra

aquel adagio popular que dice

¿que no hay profetas en la propia tierra”35

4.  A modo de conclusión

 

Como vemos la divergencia en la forma de ver y sentir nuestra región es algo es algo que se ha transmitido a lo largo de los siglos. Quizá, y esto es una hipótesis personal, en el hecho de la existencia de estos desacuerdos ha provocado la ausencia de un sentimiento regionalista como existe en casi la totalidad de regiones españolas.

Las reflexiones sobre ambos textos, La Manchega y Lo Manchego, son imprescindibles para observar la naturaleza de nuestra región desde dos perspectivas distintas. Como hemos visto, el primero encarna la visión idealista, y muchas veces irreal, de don Quijote, mientras que el segundo nos muestra un panorama más realista, incluso materialista, personalizado en Sancho Panza.

No cabe duda que la dualidad puesta de manifiesto en la novela de Cervantes y, por extensión, en el estudio de La Mancha son el reflejo de la intrínseca condición humana y de las tensiones íntimas de cada hombre o mujer. No hay que dudar de la razón que asiste a cualquiera de los participantes en esta polaridad de opiniones y discernimientos, pues el propio Cervantes consiguió el justo equilibrio entre ambas posiciones evitando la hegemonía de uno sobre otro. Al fin y al cabo, el equilibrio tenso entre estos puntos de vista es lo que puede generar, al respecto, argumentos productivos.

CITAS

19 Ibídem, pág. 493.

20 Ibídem, pág. 477.

21 GARCÍA-HERRÁIZ, Luís. “Lo Manchego”. Instituto de Estudios Albacetenses. Confederación Española de Centros de Estudios Locales. Clásicos Albacetenses. Albacete, 1984. Pág. 204.

22 Ibídem.

23 Ibídem, pág. 207.

24 Ibídem, pág. 128.

25 Ibídem, pág. 15.

26 Ibídem, pág. 23

27 Ibídem, pág. 44.

28 Ibídem, pág. 55.

29 Ibídem, pág. 57.

30 MARQUÉS DE MOLINS. “La Manchega…. Pág. 459.

31 GARCÍA-HERRÁIZ, Luís. “Lo Manchego… Pág. 72.

32 Ibídem, pág. 75.

33 Ibídem.

34 Ibídem, pág. 119.

35 Ibídem, pág. 48.

IMAGEN DE PORTADA: De las bodas de Camacho el rico al desposorio de Basilio el pobre. Salvador Tusell (1905)

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