Sólo en el término municipal de Pedro Muñoz, se produce la mitad de las uvas que tiene toda La Rioja. Es una cifra contundente, un número que debemos saber vender mejor a la sociedad y que el presidente de la Bodega SAT Coloman de Pedro Muñoz, Francisco Zarco, reivindica en el siguiente perfil para Nación Mancha. 480 socios dependen de una bodega que, hace más de medio siglo, comenzó con 18 pedroteños emprendedores por reivindicar mejores precios para sus uvas… y consiguieron unir a gran parte de un pueblo por ese objetivo común.
En primer lugar, ¿cuántos socios conforman la bodega?
Nosotros tenemos 480 socios, controlamos alrededor de 4.300 hectáreas de viña, y elaboramos alrededor de 35 millones de kilos de uva al año.
¿Cómo se ha desarrollado la campaña 2021?
En un principio era una campaña que pintaba con incertidumbre en los meses previos, luego tuvimos un verano caluroso, las variedades tempranas sufrieron un estrés grande y se mermó mucho la cosecha por ese motivo. Siempre decíamos que habría un 25% de merma, pero las lluvias que hubo a inicio de vendimia le vinieron muy bien para las variedades tardías, y finalmente no fue tanto. Los precios, por otro lado, han sido más alegres que el año pasado, un 2020 en el que fueron desastrosos. Hemos recogido 34 millones de kilos de uva.
¿Cuál es la historia de la bodega? ¿Cómo comienza a erigirse y llega a consolidarse en Pedro Muñoz?
La bodega empieza a andar en el año 1964. Es entonces cuando empieza a formarse, por la dificultad que había para vender las uvas; los compradores estaban muy ensanchados, y en ocasiones surgían problemas para dar salida a los remolques. En un principio se llamaba Grupo Sindical de Colonización Manchego, luego cambió la ley, y pasó a ser Sociedad Agraria de Transformación. Y del nombre Colonización Manchego pensaron ponerle Coloman. Empezaron unos dieciséis socios elaborando uva y, tras ello, la gente que tenía bodegas en su casa vio los beneficios que traía el SAT y empezó a apuntarse.
El cooperativismo fue, quizá la gran revolución obrera de inicios del siglo XX en La Mancha. Esa cooperación en el orden económico y social que lleva intrínseco el significado de esta palabra es lo que define al alma de nuestros pueblos, cuyo corazón agrario radica siempre en una gran Cooperativa que une trabajadores pero, sobre todo, compendia sus esfuerzos y sus frutos. Une a personas y hace sacar hacia adelante a municipios que viven casi en su totalidad de la agricultura: si crece una Cooperativa, crece la localidad y si nuestra comarca es tierra de futuro lo es gracias a lo que ha construido, en parte, por este concepto, ¿puede ser esa una clave del crecimiento de la Cooperativa hasta consolidarse una de las más importantes de la región?
Así es. Si no fuera por el cooperativismo, yo creo que se defendería mucho peor el producto que nosotros elaboramos. Todos juntos, somos más fuertes. La verdad es que aquellas personas que parecía que no tenían la cultura que tenemos ahora mismo, fueron las que hicieron una auténtica revolución. Las instalaciones de ahora no tienen nada que ver a las que había cuando empezó la bodega, porque ahora todo está conformado de acero inoxidable y tiene sistemas de elaboración punteros, pero aquella fue la base de lo que hoy somos. Y aquí en La Mancha está demostrado que, en los concursos internacionales donde se presentan vinos de todo el mundo, los nuestros quedan en un buen lugar, pero creo que aún nos pesa mucho la mala fama que hemos tenido durante décadas. Más allá de eso, hoy por hoy, los vinos de La Mancha no tienen por qué envidiar a ningún otro.
¿Qué principales innovaciones se han hecho en la bodega en los últimos años?
Nosotros vamos innovando poco a poco. En cuanto a maquinaria, todos los años vamos haciendo inversiones, sobre todo en depósitos de frío y de acero inoxidable en su integridad. En cuanto al producto, llevamos apostando tiempo por los vinos embotellados, y en lo último que hemos innovado ha sido el vermut y la mistela con la marca 5 Tentaciones. Por otro lado, los últimos vinos que hemos realizado han sido de la marca Besana Real, con DO Mancha, y ahí tenemos crianzas, carbenet o un tempranillo con fermentación en madera. En blancos, tenemos el verdejo, el macabeo… y la última innovación que hemos puesto en marcha ha sido la fermentación del macabeo en barrica, logrando un sabor diferente que está gustando a la gente mucho. En cuanto a la marca Pedroteño, destacan el tempranillo y el airén. Y en vinos de mesa, el airén y el tempranillo, además de la marca Manchegal.
¿Qué problemas son los que tiene que hacer frente el agricultor del siglo XXI?
El principal problema al que se enfrenta la SAT es el precio de los productos. A los precios que liquidamos la pasada campaña, no se pueden producir uvas. Es algo muy complicado, porque como los productos valen menos, decimos que hay que producir más para salir adelante. Y cuanto más producto hay, más barato está el vino. En una campaña corta, el vino es más caro que en una larga; en La Mancha, cuando se producen por encima de 20 o 22 millones de hectolitros, ya tenemos problemas: antes, cuando había un excedente de productos se sacaba una destilación de crisis y se regulaba la oferta y la demanda. Pero esas medidas han desaparecido, estamos en un mercado puro y duro y cuando hay mucho vino, está más barato.
Luego hay medidas como la reestructuración del viñedo, y si miras la historia, cuanta más reestructuración hay, más producimos. Hay reestructuraciones de viñedo de secano a regadío, de viña de vaso a espalderas… y antes en La Mancha había 650.000 hectáreas de viña; ahora hay 450, y antes se producía mucho menos vino que ahora. Pero ¿por qué si La Mancha es la mayor región vitivinícola de Europa, en cualquier entidad importante de España te ponen un vino y te sirven un Rioja? Solamente en Pedro Muñoz, tenemos la mitad de las uvas que tiene La Rioja entera: hay que saber vender eso.
¿Qué necesita esta comarca para un mayor desarrollo y crecimiento en los próximos años?
Yo entiendo que se apueste por la industria, pero la agricultura es base fundamental de los pueblos de nuestra comarca. Y mucha de la industria que existe en la zona depende de la agricultura, en su mayor parte del sector del vino. Aquí hay muchas empresas que se dedican a hacer maquinaria, camiones… y todo eso va relacionado con la agricultura, por eso es tan importante impulsarla y hacer que sea un espacio laboral de futuro para los jóvenes.