Los hermanos García-Navas en Herencia: arte y urbanismo manchego nacido durante la Segunda República

Por Patricia María Illescas Serrano

En 1931 comenzaron las obras de una infraestructura diseñada como depósito de agua, lo que no sabrían sus autores es que se convertiría en uno de los emblemas más importantes de la localidad herenciana, así como el resto de sus obras.

 A principios del siglo XX el municipio de Herencia tenía problemas de abastecimiento de agua, el caudal hidráulico que llegaba hasta el pueblo era escaso y de mala calidad y aunque durante siglos continúo el problema nunca se había logrado una solución satisfactoria que solventara esta cuestión. Fue entonces cuando el maestro albañil local José Antonio García-Navas y su hermano Petronilo, diseñaron una estructura que pudiera situarse en un punto alto del entorno municipal para que, por efecto de la gravedad, el agua cayera con más fuerza hasta los puntos de distribución y las fuentes. Fue José Antonio quien realizó el boceto de este depósito que se situaría cerca del pozo a unos 5 km de la localidad, en el paraje de La Pedriza con una altura de 15 metros, Petronilo se encargó de dar forma y materializar lo que estaba a punto de ser no solo un servicio público necesario, si no una obra de arte.

Algunos de los molinos de viento que decoran el paisaje de Herencia, son obra de los hermanos García-Navas, así como aljibes que sirvieron como prueba o simulacro antes de hacer la copa a una tamaño de mayor escala. También realizaron varias obras en el Convento de la Merced de Herencia, lugar con numerosos elementos iconográficos que les dio la idea para dar forma al gran depósito de La Pedriza. La inspiración para dicha obra fue el cáliz que se utilizaba durante las eucaristías en el convento, podrían haber usado cualquier otra forma, pero los hermanos tenían como objetivo ofrecer no solo funcionalidad, si no también arte. Es interesante estudiar y apreciar cómo unos humildes albañiles de un pueblo de La Mancha lograron hacer un servicio útil para sus vecinos y al mismo tiempo proyectar unas líneas de diseño y arte urbanístico, siempre dentro de la dinámica y estilo manchego.

La copa está compuesta de varias partes, todas ellas policromadas y pintadas con cenefas y dintel de color negro, aunque parece ser que se está estudiando la posibilidad de cambiar la decoración a azul añil, para que comulgue más aún con la sintonía cromática de La Mancha. Se accede a ella por una escalinata de seis peldaños que circunvalan entorno a la estructura, diez columnas con un exquisito diseño neoclásico cuya función es soportar el peso del cuerpo principal. Sobre una corona se asienta el cáliz, con un diseño sencillo y lineal en la parte superior, y una base más ornamentada.

Tres años después en 1934 se inauguró La Copa de la Pedriza. Los herencianos recibieron con gran gratitud la obra de estos hermanos, en primer lugar por la necesidad que precisaban en el sistema de abastecimiento de agua, y en segundo lugar y para su asombro, se habían encontrado con un monumento local, hecho por gente de Herencia para la gente de Herencia, una estructura que pasaría a formar parte del rico patrimonio de la localidad. Desde entonces el pueblo recuerda y agradece a los hermanos García-Navas su labor para con el urbanismo y el arte local; este cáliz es a día de hoy uno de los símbolos más significativos del municipio.

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