Quizás uno de los elementos más característico de nuestros pueblos y carreteras sean los molinos de viento; todos los identificamos con la Mancha y por supuesto con la gran obra El Quijote de la Mancha. Pero hoy no va de gigantes; hoy nos detendremos en la evolución de esos gigantes que sufrieron el tiempo; las fábricas de Harina; una parte importante de la industrialización de nuestra comarca. Gracias a ellas desde nuestra comarca se comercializaba gran cantidad de harina que cubría el Sur peninsular; a parte del vino, la harina era el otro gran producto de nuestra comarca, muestra de ello eran estas fábricas de harina, imitando modelos extranjeros y trayendo nuestras tecnologías a nuestros pueblos. Ya quedan pocos ejemplos de ellas, han sido víctimas del paso del tiempo, del olvido, pero alguna sobrevive y se levanta orgullosa mostrando su esplendor.
Un buen ejemplo de estas fábricas de harina, es la Harinera, ubicada en Pedro Muñoz, quizás una de las mejor conservadas de toda la Comunidad Autónoma. Cuando la observamos la vemos que se muestra orgullosa, con su fachada blanca y luminosa, que te atrae y querer mirar en su interior. Cuando atravesamos su pequeña puerta nos adentramos en una cápsula del tiempo; es una sensación de quizás poder ver a los operarios volver a trabajar en ella, esta todo tal cual se dejó en el momento de su cierre, allá por 1984.
Un gusto poder ver los molinos, depósitos, aspiradores, desechinadoras, su motor…luciendo como nuevas, acompañándote por las tres plantas que se conservan; y comprobar que gracias a ella la luz eléctrica llego en 1912 a Pedro Muñoz. La Harinera es un magnífico edificio del patrimonio industrial que podemos disfrutar en nuestra comarca; testigo de la importancia que tuvo para nuestra comarca la producción de la harina y su comercialización, siendo uno de los productos más importantes junto con el vino de la industrialización y crecimiento económico que se produjo en la primera mitad del siglo XX. La llegada del ferrocarril también ayudo a que este crecimiento e industrialización fuera posible y que nuestra harina pudiera llegar a todos los lugares posibles, convirtiéndose en un referente en el mercado nacional. No solo el vino define a nuestra comarca, desde hace más de 500 años la producción de harina era parte esencial de la actividad económica de la Mancha, pasado reflejado en los gigantes que nos observan desde las colinas de nuestro paisaje.