Franz Gómez ha pasado toda su vida en Pedro Muñoz (Ciudad Real), municipio donde aprendió y se convirtió en actor. Ahora, ha tenido la oportunidad de representar su segunda creación teatral en la Gran Vía madrileña, “Quiero ser como Rocky”, que estuvo en la cartelera del Teatro Arlequín. En su trayectoria ha recibido premios en varias ocasiones como “Mejor actor principal de la Muestra de teatro provincial de Ciudad Real” en el año 2011 y 2018, “Mejor Actor Principal en Grumitos de Cacao 2021” y Premio al mejor monólogo con su obra “Dulce Carolina”. Es también profesor de la Escuela de teatro en Campo de Criptana. Es por eso por lo que Franz Gómez es protagonista hoy en Nación Mancha.
¿Cuál crees que es valor más importante del manchego de a pie?
Los manchegos somos, sobre todo, buena gente. Para mí, la gente de mi tierra siempre ha sido muy servicial, que te ayuda sin pedir nada a cambio y muy trabajadora. Otro de los aspectos que a mí me sirven mucho es el humor manchego, que yo lo llamo socarrón. Nunca se puede generalizar, pero siempre destaco la gente trabajadora y servicial y el humor tan especial que tenemos los manchegos.
Este carácter manchego, ¿te influye más a la hora de escribir o a la hora de actuar?
A mí me gusta más a la hora de contar historias, porque los personajes manchegos me interesan mucho. Es gente que cae muy bien y, a la hora de actuar, siempre juego con personajes que tienen esta personalidad, porque caen bien enseguida y entablan química con el público.. A la hora de escribir, siempre me inspiro en muchas cosas, también en La Mancha; pero, sin duda, me inspira más a la hora de actuar.
¿Qué crees que es lo mejor que transmite esta tierra para un artista?
Sin duda, los manchegos se entregan cuando alguien viene aquí. Para un artista que llega a La Mancha, todo el mundo le abre las puertas, y eso te hace conocer. Yo estoy muchas veces en Madrid y traigo gente de la capital a mi tierra y siempre veo que las acogen con los brazos abiertos. Para un artista, conocer el interior de una familia sirve mucho, porque en ocasiones vas a otras zonas y no te abren todas las puertas como el carácter manchego sí hace. En La Mancha eres uno más desde el principio, y eso enriquece a un artista.
¿Qué posibilidades reales hay de desarrollarse profesional y culturalmente en La Mancha?
Para mí, ahora mismo, todas. De hecho, me voy a volver de Madrid hacia allá. Culturalmente, lo es todo para mí: estoy haciendo teatro gracias a los pueblos de la región, y lugares como Campo de Criptana, Pedro Muñoz, Socuéllamos y localidades toledanas. Yo creo que Castilla-La Mancha tiene muchas posibilidades de trabajar en la cultura. Ahora mismo, vivo del teatro gracias a mi tierra.
¿Cómo crees que serán, dentro de veinte años, las ciudades y pueblos de nuestra región?
Creo que todos los pueblos están creciendo un montón. Pedro Muñoz está aumentando su industria y eso es porque el manchego es muy trabajador. Industrialmente, esta zona será muy importante en los próximos años. Dentro de dos décadas, Madrid será la capital, pero la región dará qué hablar; no sé si llegaremos a ser como otras zonas en crecimiento industrial, pero tendremos nuestra importancia.
Si tuvieras la oportunidad de influir en el Gobierno regional, ¿qué recomendarías o que acciones llevarías a cabo?
Yo no haría un independentismo, pero daría a valorar más nuestra tierra en el exterior para sentirnos orgullosos de nosotros mismos. La gente habla de vascos, valencianos, andaluces… y nosotros parece que estamos callados y sin hacer nada, y sin embargo hacemos cosas mucho más importantes de por las que nos conocen. No tienen que conocernos solamente por el humor, porque somos una tierra de trabajadores. Sacaría más la bandera regional y daría a conocer esta tierra más, siendo más influyente para todo el país. No somos una región abandonada, sino de primera línea, y así lo haría ver.
¿Qué mensaje lanzas a las generaciones futuras?
Les diría que no se vayan, que se queden, porque se puede trabajar. Y lo dice un actor, cuando normalmente las personas de mi gremio se van a trabajar a Madrid. Les diría que viajen, porque eso te lo da todo, pero que no se olviden de su tierra. Y tal y como están las cosas, no hace falta irte muy lejos para vivir bien y soñar: se puede soñar aquí.