Por Nicolás Castellanos Manjavacas
Bajo el sugerente, e incluso comercial título de “Brujas y hechiceras en La Mancha Santiaguista”, los acrisolados investigadores Dña. Isabel Sánchez Duque y D. Enrique Lillo Alarcón, lejos de hablarnos de esoterismo y ciencias oscuras, realizan una precisa radiografía de la sociedad manchega en los inicios del siglo de oro español.
Relaciones sociales, sistemas de poder, mitos y creencias comunes…en definitiva, los intrincados rincones del pensamiento de la sociedad rural del siglo XVI y las características de un mundo que tenía unas reglas de funcionamiento escritas y otras no escritas marcaban un férreo control social. La obra nos pone ante el espejo de un mundo que, pese al haber trascurrido 500 años, es más parecido al nuestro de lo que inicialmente podemos creer.
Efectivamente vemos como, antes como ahora, no todos somos iguales en la búsqueda de la justicia y como los agujeros del sistema son utilizados hábilmente por amigos y enemigos. Vemos también como las sociedades estructuran “válvulas de escape” en las que focalizar los miedos e injusticias que se padecen en cada momento.
En este sentido se exponen diversos casos en que con mayor o menor fundamento se procesan presuntas brujas de Campo de Criptana, Pedro Muñoz y Socuéllamos. Se estudian los procesos, se explica el funcionamiento de los mismos, se comprueba que dista mucho de la imagen a veces caricaturesca de la leyenda negra inquisitorial, y comprobamos como en ellos afloran los miedos y prejuicios profundamente humanos. También se estudian romances y amores imposibles y vemos como desde siempre se han buscado soluciones “mágicas” a problemáticas de inviable solución jurídica.
Por último, especial mención refiere tanto por lo picaresco del caso como su repercusión en toda comarca, el caso de Fray Marcelo de Nebrija, nieto del padre de la Gramática española Antonio de Nebrija y su oficio de “conjurador de la langosta y exorcista” en 1587. El fraile agustino es el principal responsable de la amplia extensión de la devoción a San Agustín en toda La Mancha santiaguista y en este trabajo se explica detalladamente como el santo doctor de la iglesia llegó a copatrón de Mota del Cuervo.
En atención a lo expuesto se puede señalar que esta magistral obra amena a la vez que rigurosa y precisa se convierte en uno de los principales referentes para conocer en profundidad la sociedad manchega del siglo XVI.